La obesidad se ha consolidado como una de las principales pandemias del siglo XXI, afectando a millones de personas en todo el mundo y representando un desafío significativo para la salud pública. Según un estudio publicado en The Lancet en 2024, más de 1.000 millones de personas viven con obesidad en la actualidad, y la tasa de obesidad en adultos se ha duplicado desde 1990, mientras que entre niños y adolescentes de 5 a 19 años se ha cuadruplicado. Además, el 43% de los adultos tienen sobrepeso.

Causas multifactoriales de la obesidad
La obesidad es una enfermedad compleja que resulta de la interacción de múltiples factores:
- Hábitos alimentarios inadecuados: El consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares y grasas saturadas, contribuye al aumento de peso.
- Sedentarismo: La falta de actividad física regular disminuye el gasto energético, favoreciendo la acumulación de grasa corporal.
- Factores genéticos y hormonales: La predisposición genética y alteraciones hormonales pueden influir en la regulación del apetito y el metabolismo.
- Determinantes socioeconómicos y ambientales: El acceso limitado a alimentos saludables y espacios para la actividad física, junto con factores culturales, desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la obesidad.
Consecuencias para la salud
La obesidad está asociada a diversas complicaciones médicas que afectan la calidad y esperanza de vida:
- Enfermedades cardiovasculares: La hipertensión y la enfermedad coronaria son más prevalentes en personas con obesidad.
- Diabetes tipo 2: La resistencia a la insulina es común en individuos obesos, incrementando el riesgo de desarrollar diabetes.
- Trastornos musculoesqueléticos: El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones, aumentando el riesgo de osteoartritis.
- Algunos tipos de cáncer: La obesidad se ha vinculado a un mayor riesgo de cánceres como el de mama, colon y endometrio.
Obesidad en Argentina y América Latina en 2024
América Latina y el Caribe experimentan niveles preocupantes de obesidad. En países como México, Argentina y Chile, los porcentajes de población obesa superan el 30%. En Argentina, los índices más altos de sobrepeso y obesidad se registran en la población mayor de 50 años, con una prevalencia de obesidad del 42% en adultos de entre 50 y 64 años.
Según proyecciones recientes, si no se implementan medidas de intervención efectivas, más de la mitad de los adultos y un tercio de los niños en todo el mundo serán obesos o tendrán sobrepeso para 2050, lo que supondrá una enorme presión sobre los sistemas de atención médica.
Estrategias médicas para el tratamiento de la obesidad
Desde el punto de vista médico, la obesidad debe abordarse como una enfermedad crónica que requiere una evaluación integral del paciente y un tratamiento personalizado. No se trata solo de “comer menos y moverse más”, sino de intervenir en múltiples niveles:
- Evaluación clínica y metabólica: Un enfoque basado en evidencia comienza con un diagnóstico preciso. Es fundamental realizar análisis de laboratorio para evaluar dislipidemia, resistencia a la insulina, disfunción tiroidea y otros trastornos metabólicos asociados a la obesidad.
- Tratamiento nutricional basado en evidencia: La intervención dietética debe ser supervisada por profesionales. No se trata solo de reducir calorías, sino de implementar planes nutricionales adecuados, como dietas bajas en índice glucémico o con restricción de carbohidratos refinados, dependiendo del perfil metabólico del paciente.
- Intervención farmacológica: En casos de obesidad moderada a severa, pueden indicarse fármacos aprobados por organismos regulatorios internacionales, como agonistas del GLP-1 (semaglutida o tirzepatida), que han demostrado reducir significativamente el peso y mejorar parámetros metabólicos.
- Manejo de la conducta alimentaria: La obesidad no solo tiene un componente fisiológico, sino también psicológico. La terapia cognitivo-conductual es clave para modificar hábitos alimentarios y abordar la alimentación emocional o el trastorno por atracón.
- Cirugía bariátrica: Para pacientes con obesidad mórbida (IMC ≥40 o IMC ≥35 con comorbilidades), la cirugía bariátrica (bypass gástrico o manga gástrica) puede ser la mejor opción para lograr una reducción de peso sostenida y mejorar enfermedades metabólicas asociadas.
- Seguimiento a largo plazo: La obesidad no tiene una “cura”, sino un manejo continuo. El éxito del tratamiento radica en un seguimiento multidisciplinario que incluya controles médicos periódicos, apoyo nutricional y psicológico, y ajustes en el tratamiento según la evolución del paciente.
El papel de la internación domiciliaria en el manejo de la obesidad
La internación domiciliaria se presenta como una alternativa eficaz para el tratamiento de pacientes con obesidad, especialmente aquellos con movilidad reducida o que requieren cuidados prolongados. Este enfoque permite brindar atención médica en un entorno familiar, mejorando la calidad de vida del paciente y facilitando la adherencia al tratamiento.
En este contexto, empresas especializadas como InSitu | Logística para la Salud ofrecen insumos médicos y equipamiento ortopédico de alta calidad para pacientes que requieren internación domiciliaria. Entre los productos más solicitados se encuentran camas ortopédicas articuladas eléctricas, sillas de ruedas con capacidad de soporte adicional, andadores bariátricos, grúas de traslado y colchones antiescaras.
La implementación de la internación domiciliaria no solo reduce la necesidad de hospitalizaciones prolongadas, sino que también proporciona una atención personalizada y centrada en las necesidades específicas de cada paciente, promoviendo su autonomía y bienestar.
Conclusión
La obesidad es una enfermedad crónica y compleja que requiere un abordaje médico basado en evidencia y adaptado a cada paciente. No existe un único tratamiento efectivo para todos; la combinación de evaluación clínica, estrategias nutricionales personalizadas, manejo farmacológico y en casos indicados, cirugía bariátrica, es clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Además, herramientas como la internación domiciliaria y el soporte interdisciplinario permiten optimizar la atención de quienes tienen obesidad severa o complicaciones asociadas. La prevención y el tratamiento deben ser un esfuerzo continuo, con el objetivo de reducir el impacto de esta epidemia en la salud pública y en la vida de millones de personas.
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