El cáncer de mama es una enfermedad causada por el crecimiento anormal de las células de la mama que forman un tumor maligno.
¿A quiénes afecta?
Puede afectar a cualquier persona pero prevalece en mujeres. Las posibilidades de que aparezca aumentan con la edad, especialmente a partir de los 50 años. Cuando hay antecedentes de cáncer de mama u otros tipos de cáncer en la familia, es importante realizar una consulta médica para que el profesional de la salud indique cuándo y cómo iniciar con los controles correspondientes.
Es el tumor con mayor prevalencia en el país y su incidencia crece en mujeres jóvenes.
¿Cuáles son los síntomas?
Muchas veces no existe ninguna manifestación de la enfermedad. Cuando el nódulo es pequeño, puede que no produzca ningún síntoma y solo pueda descubrirse con una mamografía. Los nódulos más grandes pueden ser palpables, causar enrojecimientos o hundimientos de la piel de la mama y/o problemas en el pezón como retracción, descamación o sangrado.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Los riesgos se pueden reducir con hábitos saludables.
Casi todas las mujeres tienen uno o varios factores de riesgo y no por ello contraerán cáncer de mama. Se pronostica que una de cada ocho lo hará a lo largo de su vida. De todas formas, no hay que relajarse ni pasar por alto las señales de alerta.
En ese marco, las características que elevan las probabilidades de desarrollar el tumor pueden ser las siguientes: la edad, especialmente luego de los 50 años; si se tuvo la primera menstruación antes de los 12 años y menopausia luego de los 55; antecedentes familiares de cáncer de mama (madre, hermana e hija); haber tenido cáncer de mama previamente u otras enfermedades mamarias de alto riesgo; si no se ha practicado la lactancia materna; haber recibido algún tipo de radioterapia en el pecho o la mama; uso prolongado de la terapia de reemplazo hormonal; sobrepeso y no hacer ejercicio regularmente.
Al analizar la anterior lista de factores de riesgo, queda en evidencia que algunos no se pueden modificar. Sin embargo, hay muchos otros que es posible prevenir simplemente adoptando una serie de hábitos saludables. Como pautas de prevención podemos mencionar el no consumir alcohol y tabaco, la mantención de un peso corporal adecuado, la realización de ejercicio en forma regular y el bajo consumo de alimentos altamente procesados, particularmente azúcares refinados.
El peso es un punto clave y no sólo para el cáncer de mama: se estima que la obesidad está asociada a, al menos, 15 tipos de tumores. Para contrarrestar este factor, las conductas indicadas son la dieta equilibrada y la actividad física.
La importancia de la mamografía y los autoexámenes
Cuanto antes se encuentre el cáncer de mama, mayores son las posibilidades de curación. Por eso es clave realizar controles periódicos.
La detección precoz se hace fundamentalmente a través de los estudios de imágenes. La mamografía es la mejor herramienta y ayuda a encontrar tumores más pequeños. Esto es fundamental porque cuanto más chicos son los tumores que detectamos, más chances hay de que nuestras pacientes se curen definitivamente de la enfermedad.
Además de los estudios por imágenes, el cáncer de mama puede detectarse en forma temprana a través del autoexamen mamario, que consiste en una palpación realizada por la propia paciente; y del examen clínico, que lleva a cabo el médico a través de una evaluación visual y de una palpación de las mamas.
Fuente: Infobae