Con la llegada de las altas temperaturas, los niños, las personas enfermas o con dependencias y los adultos mayores son quienes más sufren el golpe de calor. Sin embargo son éstos últimos quienes más riesgo corren, ya que tienen una sensación reducida del calor y por lo tanto se protegen menos de las altas temperaturas.
Su sistema termorregulador les da una menor percepción de los cambios de temperatura, reaccionan tardíamente y su respuesta es menor ante los efectos adversos de los cambios térmicos. Además tienen un mayor riesgo ante la deshidratación, ya que no son conscientes de que están perdiendo líquidos por la sudoración y por evaporación; tienen una menor percepción de la sensación de sed, apareciendo ésta de forma tardía y presentan una menor capacidad para ingerir líquidos. Otro factor es la presencia de enfermedades asociadas a la ancianidad.
Algunos síntomas previos que suelen presentarse en adultos mayores son cierto grado de somnolencia, dolor de cabeza, hipertermia, piel caliente y enrojecida, náuseas, desorientación temporoespacial, disminución de su nivel sensorial y del nivel de conciencia, confusión, convulsiones e incluso llegar al coma. Esto puede originarle la muerte o dejarle secuelas si no se actúa con un tratamiento inmediato.
Recomendaciones para evitar el golpe de calor
Lo más importante es anticiparse al golpe de calor:
- Tomar abundante agua, unos 2 litros diarios, bebiéndola aunque no se sienta sed.
- A partir de los 38ºC de temperatura ambiente, por cada grado que suba la temperatura, tomar un vaso de 200cc de agua para evitar la deshidratación.
- Cambiar a una dieta más liviana, de alimentos de fácil digestión, pero con las calorías necesarias para que cumpla los requerimientos energéticos. Aumentar el consumo de alimentos ricos en líquidos, como las frutas, tomar jugos, yogures (80 por ciento agua), ensaladas, etcétera.
- Ante situaciones de diarrea o vómitos: tomar medio litro de líquido más para contrarrestar la pérdida de líquidos y electrolitos y evitar la deshidratación.
- No comsumir alcohol ya que inhibe el centro termorregulador del organismo, alterando la respuesta al calor y favoreciendo la deshidratación.
- Evitar bebidas gaseosas: favorecen la proliferación de gases en los ancianos y la dispepsia, una situación muy incómoda para ellos.
- Evitar las aguas altamente mineralizadas en personas con enfermedades cardiocirculatorias, ya que producen descompensaciones de procesos como la insuficiencia cardíaca, diabetes.
- Usar ropa liviana que permita la transpiración. Cubrirse y proteger la cabeza y no salir en las horas centrales del día.
- Evitar el ejercicio físico al menos hasta que hayan descendido las temperaturas.